El Arzobispo Basilio (Krivoshein), conocido teólogo y patrólogo, fue toda la vida un simple monje del Monte Athos gracias a la experiencia adquirida por él durante los veintidós años que vivió en éste lugar. Sobre este período, que es poco conocido, y que jugó un gran papel en la formación de la personalidad de Monseñor Basilio, narra Sergio Model.
Relatando en sus «Memorias» acerca de los distintos períodos de su vida [1], el Arzobispo Basilio (Krivoshein) no se refería en nada sobre los veintidós años que estuvo él en el Monte Athos, aunque esta etapa, sin duda, es una de las más importante en la formación de la personalidad del Arzobispo. Precisamente el Monte Athos hizo a Monseñor Basilio tal, cual él fue (a pesar de que él llegó a ser jerarca y teólogo): un monje humilde que llevaba una vida simple, modesta, pero conservando la libertad de pensamiento y de palabra. Es deseable restablecer por eso, en la medida de lo posible, los acontecimientos de estos años, utilizando para ello su correspondencia [2] y otros documentos que nosotros poseemos [3].
Nada anunciaba que Vsevolod Alexandrovich Krivoshein, el cuarto hijo de un ministro zarista, serviría en la Iglesia. Habiendo nacido en el año de 1900 en San Petersburgo [4], el jóven estudiante de la facultad de historia no era muy religioso, incluso cuando en el año de 1919 entró a formar parte del ejército blanco. Sin embargo, los desastres de la revolución y de la guerra civil, así como también el sentimiento vivo de saber cómo Dios lo había salvado varias veces de la muerte [5], le dejaron una huella imborrable en su alma. Con las manos congeladas, y tambíen un pie, él fue evacuado en el año de 1920 a Francia. Aquí, en la facultad de filología de la Sorbona, él terminó los estudios que había comenzado en su ciudad natal, en la facultad de historia de la Universidad de San Petersburgo y luego de Moscú.
En Francia, en los años de 1924 — 1925, V. Krivoshein toma parte activa en el Movimiento Estudiantil Cristiano Ruso (MECR), donde él se encuentra con N. Berdiaeff, B. Viacheslavtsev y con el padre Sergio Bulgakov. A partir de éste tiempo él revela un interés por los padres de la Iglesia (desde el comienzo de sus estudios a él le interesaba Bizancio), y el Obispo Benjamín (Fedchenkov), que sería el futuro inspector del Instituto Teológico Ortodoxo de San Sergio en París, le inculca a él el amor al Oficio Divino Ortodoxo. Como explicará posteriormente Monseñor Basilio, sus intereses evolucionaron de la historia a la filosofía, y luego a la teología [6]. Él fue uno de los primeros que se inscribe al Instituto Teológico de San Sergio, que se había abierto en París en abril del año de 1925 [7], y durante seis meses asiste a las conferencias.
Monje del Monte Athos
En septiembre de 1925, V. Krivoshein participa en el congreso del MECR, en el monasterio Hopovo, en Serbia [8] (aquí él se conoce con el Metropolita Antony [Khrapovitsky]) y de aquí, junto con un compañero de su mismo curso, Sergio Saharov (el futuro Archimandrita Sofroni), sale en peregrinación al Monte Athos, que lo atraía como el lugar donde se había plasmado la verdadera espiritualidad ortodoxa. Habiendo recibido con grandes dificultades [9] el permiso para visitar a la Montaña Sagrada, los dos jóvenes llegan al Monte Athos el 19 de septiembre [10] (2 de octubre) de 1925, y, comenzando por el monasterio ruso de San Pantaleón, recorren todos los monasterios de Montaña Sagrada. Fascinados por el Monte Athos, el 21 de noviembre (4 de diciembre) -en la fiesta de la Presentación de la Virgen Maria en el Templo- ellos pasan a formar parte de la cofradía del monasterio de San Pantaleón. En vísperas de la fiesta de La Anunciación, el 24 de marzo (6 de abril) de 1926, el novicio Vsevolod es tonsurado a monje rasoforo con el nombre de Valentín, y el 5 (18) de marzo de 1927 recibe el velo o túnica con el nombre de Basilio, en honor de San Basilio el Grande. Posteriormente Monseñor Basilio relatará, cómo a ellos los aceptaron en el monasterio: los mandaron a donde un staretz, el cual le preguntó al futuro padre Sofroni: «¿Para qué habéis llegado aquí?» — «Para tener una vida solitaria contemplativa» — «Que bueno, así que ve y se el ayudante del vigilante de las puertas». Y al futuro Monseñor Basilio le dijo: «Y Usted, ¿para que habéis llegado?» — «He llegado para ocuparse de unas investigaciones teológicas con los manuscritos del Monte Athos» — «Que bien, así que ve a ayudar a la cocina [11]». Y los retuvieron allí al uno y al otro por cierto tiempo para que ellos llegaran a ser en primer lugar monjes [12].
Pronto los dos jóvenes monjes reciben otra obediencia: para las necesidades de la comunidad el Higúmeno del monasterio le pide al padre Basilio, tanto como al padre Sofroni, estudiar el idioma griego (antiguo y moderno), que ellos estudian al principio en el monasterio, después en Каryes (capital administrativa del Monte Athos). Después de dos años de estudios y de estancia en Каryes (1927 — 1929) ellos regresan al monasterio, en donde el monje Basilio es designado secretario (gramáticos), en donde una de sus obligaciones era la correspondencia con la administración del Monte Athos, el Patriarcado Ecuménico y con los organismos gubernamentales griegos, así como también la correspondencia oficial sobre asutos económicos. Por cuanto él era uno de los pocos monjes que dominaban los principales idiomas europeos [13], también se le encarga el acompañamiento de los peregrinos y de los visitantes del Monte Athos, entre los que habían expertos en Bizancio, que se interesaban por los manuscritos antiguos, así como también monjes católicos que estudiaban la vida monacal ortodoxa. El propio futuro Monseñor se queja en una carta a su madre fechada el 30 de enero de 1932, que después de la Pascua «vendran de nuevo los extranjeros (de todas las nacionalidades)», con los que él deberá andar «atareado», aunque, «entre ellos a veces y se encuentran personas con demandas espirituales y con interés hacia la Ortodoxia» [14].
Es conocido el siguiente episodio: año 1932. Un teólogo católico le preguntó al padre Basilio: «¿ Qué libros leen sus monjes?». En respuesta él escuchó: «Juan Clímaco, abba Dorofey, Feodor Studit, Juan Cassian el Romano, Efren el Sirio, Varsonofio y Juan, Macario el Grande, Isaac el Sirio, Simeón el Nuevo Teólogo, Nikitas Stifat, Gregorio el Sinaita, Gregorio Palamás, Máximo el Confesor, Isijía, Diádoco, Nil y otros padres que están en la «Filocalia». Tales autores, entre nosotros, son leidos sólo por profesores», — se asombró el teólogo católico. «Ellos leen también y otras obras de los santos padres de la Iglesia así como y obras de escritores-ascetas más recientes, como, por ejemplo, al Obispo Ignacio Brianchaninov, al Obispo Teófano el Recluso, a Nil Sorsky, Paisij Velichovsky, Juan de Kronstadt y otros», — añadió el padre Basilio, que más tarde contó esta conversación a Siloam (Antonov), a lo que el staretz respondió: «Usted podría haber agregado que en caso de que si estos libros desaparecieran los monjes escribirían nuevos [15]».
En lo que se refiere propiamente a la vida monacal, el padre Basilio escribirá: «Las dificultades del monacato no son tanto en las fatigas externas (el ayuno, los prolongados Oficios Divinos, etc.), cuanto en la batalla interior espiritual. Y aun en la habilidad de poder sacar beneficio espiritual y mantener «el deseo de lo divino» en el curso habitual de la vida cotidiana del monasterio. Todo se reduce de nuevo a «la adquisición del Espíritu del Santo» — en lo que San Simeón el Nuevo Teólogo y San Serafín de Sarov ve el objetivo de toda la vida espiritual e incluso la condición de nuestra salvación! No puedo afirmar que yo algo he logrado en este camino. Mi carácter, en estos años, no ha cambiado en relación con lo que era en el mundo. Leo más sobre la vida espiritual que de que la practico en realidad. Leo en general mucho en detrimento de la oración. Lo bueno solamente es que en el monasterio hay varios staretz de una gran vida espiritual […] de ellos es posible aprender mucho [16]».
Pero en general sabemos poco sobre la vida del monje Basilio en el Monte Athos. Las pocas cartas a sus parientes están casi privadas de detalles de su vida cotidiana; ellas son enviadas desde el lugar donde, literalmente, la historia es «estática», en donde exteriormente no ocurre nada. «Todo como antes [17]», «todo está tranquilo y feliz [18]» — aquí, en las cartas del padre Basilio, se refleja el motivo principal de la vida monacal.
Desde 1937 y hasta 1942 el padre Basilio es miembro del consejo del monasterio y segundo representante extraordinario del monasterio en las reuniones generales de todo el Monte Athos, donde se discuten prolemas que son del interes de todas las comunidades del Monte Athos. En el año de 1942 él se hace representante permanente (antiprosopom) del monasterio de San Pantaleón en el Koinotis (Comunidad Santa) de la Montaña Sagrada («parlamento» del Monte Athos), y en los anós 1944 — 1945 es miembro de la Santa Epistasia ( órgano administrativo de los monasterios del Monte Athos) [19].
A la par de las obediencias administrativas, el monje Basilio comienza a estudiar las obras de los padres de la Iglesia. La biblioteca del monasterio (una de las más completas en el Monte Athos) y uno de los depósito más valioso de manuscritos antiguos que se hacen fuentes de su inspiración. Publicada en el año de 1936, en Praga, su investigación sistemática — la primera! — sobre la teología de San Gregorio Palamás [20] se hace clásica. Más tarde sus investigaciones sobre Simeón el Nuevo Teólogo y de otros padres de la Iglesia lo harán uno de los principales representantes de la corriente «neo-patrística» de la teología ortodoxa.
El monasterio del San Pantaleón, durante la estancia allí del monje Basilio, contaba con muchas personas de profunda espiritualidad. Además del Higúmeno del monasterio Misail (Sopeguin), y luego Ilian (Sorokin, padre espiritual del padre Basilio) y de los Archimandritas Kirik (confesor de la congregación) y Feodosi (eremita de Karulii), vivían allí personas muy conocidas tales como el padre Benjamín (eremita de Kavsokalivia), el padre Diádoco, el padre Trofim y el padre Siluam. A pesar de esto, el monasterio sobrevivía un período de crisis por la razón del envejecimiento y la reducción drástica del número de monjes (provocada por la guerra y la revolución bolchevique, y luego por la prohibición de parte de los órganos gubernamentales griegos, que no permitían, a los nuevos monjes rusos, establecerse en el Monte Athos): de 550 en el año de 1925 hasta 380 en el año de 1932 y hasta 180 — que eran monjes ya de edad avanzada — en el año de 1947 [21] (antes de 1914 eran 2000 monjes). Como secretario del monasterio y su representante en el Koinotis, el monje Basilio trata de resistirse a las medidas prohibitivas de los órganos gubernamentales griegos lo que provoca el descontento de personas hostiles al monacato ruso en la Montaña Sagrada. En septiembre de 1947, él es falsamente acusado de sentimientos prosovieticos (es el tiempo de la guerra civil en Grecia) y es obligado a abandonar el Monte Athos [22]. Es arrestado temporalmente por los órganos gubernamentales griegos [23], y después de su liberación él se encuentra en Atenas en mayo de 1950, y luego, en febrero de 1951, parte para Oxford. Aquí se hace sacerdote, luego obispo, pero nunca dejará de sentirse ante todo un monje del Monte Athos.
Monte Athos después del Monte Athos
Incluso después de su obligada partida de el Monte Athos, Monseñor Basilio no deja de preocuparse por el destino de la Montaña Sagrada, en particular, por el monasterio de San Pantaleón, monje del cual él se consideró toda la vida. En todos los lugares donde él vivíó (en Oxford, en París, luego en Bruselas), su forma de vida tendrá siempre la huella de la sencillez monacal; los temas de las investigaciones teológicas que él escoge, y la humildad con que él comienza el estudio de los Padres, siempre están marcados por el sello de «Monte Athos»; pero, principalmente, él continúa interesandose por la situación en el Monte Athos, mantiene una constante correspondencia con los monjes, recibe a peregrinos y lee todo que se refiere en cierta medida al Monte Athos [24]. Él también presta ayuda a los monasterios con todos los medios posibles [25].
Monseñor Basilio, en cada ocasión oportuna, trata de atraer la atención de la jerarquía eclesial (por ejemplo, de los Metropolitas Nikolay [Yarushevich] y de Nicodemo [Rotov] — jefes, por turno, del Departamentos de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú) sobre la situación en el Monte Athos y convencer de la necesidad de apoyar al monacato del Monte Athos. Y si el monasterio de San Pantaleón debe su renacimiento al Metropolita Nicodemo que consiguió enviar a nuevos monjes rusos a la Montaña Sagrada [26], esto, indudablemente, tuvo lugar gracias también a la participación reiterada e insistente de Monseñor Basilio.
En noviembre de 1959, en Tesalonica, él participa en la celebración del 600 aniversario del día de la muerte de Gregorio Palamás, y en septiembre de 1963 — en la celebración del milenio del Monte Athos en Venecia. Sin embargo, solamente en agosto de 1976 Monseñor Basilio al fin consigue de nuevo viajar a la Montaña Sagrada (en abril — mayo de 1977 y en agosto de 1979 [27]). Con lágrimas en los ojos, y el sonido del toque de todas las campanas de los monasterios, que siempre son tocadas cuando se dan las visitas de los obispos, él ingresa al territorio del monasterio, de que fue obligado a abandonar hace 29 años atrás. Un Hieromonje relatará posteriormente: «Tenía muchos quehaceres en el monasterio, desde la mañana hasta la tarde andaba atareado. Y Monseñor Basilio todo el día andaba detrás de mí y pedía: «confiesame de nuevo, confiesame de nuevo!» [28]». Indudablemente, la estadía en el Monte Athos provocó en Monseñor Basilio el deseo de limpiar su alma de todo aquello, lo que había vivido durante su ausencia en el monasterio. Al final de su vida, cuando él mismo llega a ser un padre espiritual con experiencia, Monseñor aspirará, no importunamente, transmitir parte de ésta experiencia del Monte Athos a las personas que lo visitaban.
«Un pobre que amaba a sus hermanos»
A pesar de que Monseñor fue un reconocido teólogo, que suscitaba el interés de los lectores, él, realmente, siempre fue una persona muy modesta, persona, que no se jactaba de su espiritualidad y sigilosamente guardaba su mundo interior, concentrandose en la búsqueda de «la luz de Cristo» [29]. Movido por un profundo amor hacia la Iglesia, él hacía todos los esfuerzos para corregir aquello lo que en la vida de ésta le parecía erróneo, lo que no era verdad o compromiso para él inadmisible. Él mismo trataba siempre de decir la verdad, no juzgando a nadie, como corresponde a un monje del Monte Athos.
Una pariente le preguntó a Monseñor Basilio en que consiste la guía espiritual en la tradición del Monte Athos. Él respondió: «Yo tuve un staretz en los dos primeros años de mi vida en el Monte Athos, era el padre Kirik, más tarde lo enviaron a Checoslovaquia; entonces existía una vida totalmente especial de los staretz. Y en general, todos los monjes del Monte Athos son poco comunicativos. Como se dice en la vida de Santa María de Egipto que el único testigo de su vida fue solomente el mismo Dios, y así en el Monta Athos: cada uno vive su vida interior espiritual». A la pregunta, por qué tal persona, como el staretz Siluan, no fue notado por los monjes que vivían cerca de él, él respondió: «Él hacía lo que le correspondía y siempre callaba. Nunca nadie, en el Monte Athos, comparte su mundo interior [30]».
En la necrología de Monseñor Basilio, el profesor Voordekkers, miembro de la Sociedad de Estudios Bizantinos de Belgica, escribió: «En muchos pasajes de su último libro [la biografía de San Simeón el Nuevo Teólogo] nosotros sabemos sobre las cualidades de Simeón que son también y las cualidades del mismo autor del libro, toda la vida fue «un pobre que amaba a sus hermanos» [31]». Nos parece que esta característica le corresponde completamente.
[1] Ver. Arzobispo Basilio (Krivoshein), Memorias. Cartas, Nizhny Nóvgorod, editorial. fraternidad de San Alejandro Nevski, 1998.
[2] Ver. Arzobispo Basilio (Krivoshein), «De la correspondencia desde el Monte Athos» // Iglesia y Tiempo, № 40, 41, y 43, М., 2007-2008.
[3] Entre las cuales es interesante «Nota autobigráfica», encontrada entre los archivos del Arzobispo Basilio.
[4] Una biografía más detallada de Monseñor Basilio ver: padre Sergio Model, «Arzobispo de Bruselas y de Belgica Basilio (Krivoshein): ensayo biográfico», Iglesia y tiempo, № 37.2006. c. 182-195.
[5] Ver. Arzobispo Basilio (Krivoshein), Salvado por Dios. Memorias , San Petersburgo.,editorial. Satis, 2004.
[6] Ver. Carta al hermano Ígor del 25 de diciembre de 1956, en A. Musin (red.), La Iglesia de Monseñor Basilio (Krivoshein), Nizhny Nóvgorod, editorial. fraternidad de San Alejandro Nevski, 2004, c. 51-52.
[7] Ver. Sagrada hospedería de San Sergio en París: Para el 75 aniversario de su fundación. París / San Petersburgo. edit. Iglesia de San Sergio/Aleteya, 1999.
[8] Ver. L. Zander, «Congreso en Hopovo» // El camino, 1926, № 2. c. 116-121.
[9] Los órganos gubernamentales griegos, después de la revuelta bolchevique de 1917, no permitían a los rusos visitar la Sagrada Montaña y solamente el descuido providencial de un policía que controlaba la entrada permitió a B. Krivoshein y S. Sajarov llegar hasta el monasterio de San Pataleón. Ver: padre Plakida [Decey], «El Аrchimandrita Sofroni y el Monte Athos» // Contacts, Revue française de l’orthodoxie [ Contactos, la revista francesa de la ortodoxia], № 209, Paris, p. 32.
[10] Las fechas se dan de acuerdo al calendario Juliano, aceptado en la Iglesia rusa y en el Monte Athos.
[11] Según otros testimonios, la primera obediencia del futuro prelado fue el arreglo de vestiduras en el taller de sastrería.
[12] Arzobispo Basilio (Krivoshein). Dos encuentros, San Petersburgo.,editorial. Satis, 2003, p. 6.
[13] Además del ruso, y ahora el griego, él dominaba libremente el francés, inglés y alemán.
[14] De las cartas a su madre, 30 de enero de 1932, en el libro: Arzobispo Basilio (Krivoshein), Memorias. Cartas, p. 498.
[15] Archimandrita Sofroni, San Siluan del Montes Athos. Vida, doctrina y obras , Lavra de la Sagrada —Trinidad y San Sergio, 2002.
[16] Arzobispo Basilio (Krivoshein),Memorias. Cartas, p. 498.
[17] De las cartas a su madre, 14 de diciembre de 1938, en el libro: A. Musin (red.), La Iglesia de Monseñor Basilio (Krivoshein) p. 33.
[18] De las cartas a su madre, 14 de febrero de 1940, obra citada., p. 40.
[19] En este tiempo el monje Basilio toma fotos de Каryes que representa hoy una rara crónica de la vida en el monasterio bajo la ocupación alemana.
[20] Monje Basilio (Krivoshein), «La doctrina ascética y teológica de San Gregorio Palamás», Seminarium Kondakovianum, VIII. Prague, 1936, p. 99-154.
[21] La reducción del número de monjes continúa: en el año 1956 quedaban sólo 75 monjes, 35 — en 1961 y 20 en 1965. Si a partir de la segunda mitad de los años 60 no se hubiese resuelto la llegada de algunos nuevos monjes, entonces, el monacato ruso, en el Monte Athos , hubiese desaparecido completamente.
[22] La causa por la cual él fue expulsado del país había sido la ausencia de un permiso oficial para entrar a la Sagrada Montaña (ver nota 4), permiso que las autoridades recordaron a tiempo después… de veintidós años.
[23] Él fu recluido en un campamento de la isla Makronissos en el mar Egeo.
[24] Por ejemplo, el Arzobispo Basilio conservó escrupulosamente el calendario eclesial ortodoxo para el año de 1976 ( edición del Patriarcado de Moscú), solo por que él fue consagrado en el Monte Athos.
[25] Ver Arzobispo Basilio (Krivoshein), «De la correspondencia con el Monte Athos» // Iglesia y tiempo, obra citada.
[26] Ver Mitropolita Juvenaly (Poyarkov), «Las relaciones mutuas de la Iglesia Ortodoxa Rusa y el Monte Athos en el siglo XX», [http://www. patriarchia. ru/db/text/149350.html]; Arzobispo Basilio (Krivoshein), Memorias. Cartas. obra citada, y Mitropolita Juvenaly, Hombre de la Iglesia: En el 20 aniversario de el día de la muerte y 70 aniversario de el día de nacimiento del Mitropolita de Leningrado y de Novgorod Nicodemo [Rotov]. М.: editorial de la diósesis de Moscú, 1999, p. 371-375.
[27] Ver Revista del Patriarcado de Moscú, № 12, Diciembre 1979, p. 11.
[28] La iglesia de Monseñor Basilio, p. 416 y 464.
[29] El libro de Monseñor Basilio sobre Simeón el Nuevo Teólogo, en francés, precisamente, se llama «en la Luz de Cristo».
[30] La Iglesia de Monseñor Basilio, p. 417. Por esta razón, Monseñor Basilio, demostrará cierta reserva en relación a algunas obras del padre Sofroni.
[31] Byzantion. Revue internationale des Études byzantines [Revista Internacional de Estudios Bizantinos ] t. LVI, 1986, p. 11.